
El valor de la amistad
¡Rápido, apúrense, el compadre Erasto se está ahogando! Gritaba desesperada mi madre. Lo que en un inicio vislumbraba una convivencia familiar feliz, se transformaba...
¡Rápido, apúrense, el compadre Erasto se está ahogando! Gritaba desesperada mi madre. Lo que en un inicio vislumbraba una convivencia familiar feliz, se transformaba...
Moisés era un adolescente un poco mayor que nosotros. No era igual, era distinto, quizás el destino lo puso en la tierra, aunque muchas veces yo creí que era un ángel disfrazado de humano. No hablaba, a través de sonidos guturales expresaba sus sentimientos.